Con:
Omar Hamdam - Balma Bruna - Houda Ait Terga - Marina Cuevas - Mohamed Hasan
Laura Villanueva - Sara Rojas - Carina Soro Manolo Contreras - Ignacio Viscasillas
Christian A. Espinosa - Elena Sesé - Beatriz Pardo
Como tercer elemento hay que reseñar el particular perfil del guionista y director del cortometraje. El cineasta J. Alberto Andrés Lacasta ha trabajado en varias ocasiones en Palestina e Israel como cooperante y observador internacional, y además fue el director durante cuatro años desde 2007 a 2010 del Ciclo de Cine Palestino Israelí organizado por Acción Solidaria Aragonesa y desarrollado en Zaragoza y Huesca. A esto cabe añadir su documental de 2009 “La Nakba permanente” y la participación junto con los aragoneses Félix Martín y Alfonso Plou de la obra de teatro “Dile. El caso de las siete niñas judías” basado en textos de las autoras Caryl Churchill y Deb Margolin y protagonizado por un elenco magistral-magistral, así como su participación artística y cinematográfica en el proyecto “Miradas contra el olvido” del pintor holandés Jan Van Eden. A esto debemos de añadir también la autoría de numerosos artículos relacionados con el emergente cine de Palestina e Israel donde no ha dejado de manifestar su admiración y análisis por directores tan significativos como Hany Abu Asad, Avi Mograbi, Annemarie Jacir, Maysalun Hamud, Juliano Mer Khamis, Eran Rilkis, Amos Gitai, Mohammed Bakri y tantos otros. Todos estos elementos particulares, más allá de su carrera como cineasta y guionista en otro tipo de producciones, lo convierten en un gran conocedor no sólo de la particular situación del conflicto y realidad cotidiana en Palestina e Israel, sino también poseedor de una manera de afrontar el reto técnico del rodaje y concepción de la película muy alineada con el particular estilo narrativo de los nuevos cineastas citados de Oriente Próximo y Medio.
Todo esto ha permitido hacer una película rodada en Aragón y con equipo técnico y artístico aragonés con una vocación de internacionalidad en la distribución de la película muy importante.
En definitiva “Ofra & Khalil”, siguiendo la estela de los dramaturgos de cabecera de nuestro director que son Wajdi Mouawad, Tony Kushner, Sófocles o el mismísimo Shakespeare de “La tempestad” toma la ocupación de Palestina como telón de fondo, siendo la intrahistoria de sus gentes, de sus víctimas y de sus verdugos el lugar desde el que teje el relato. El autor se basa en la exploración y la contradicción continua sobre el desarraigo y la tierra, confrontando estos elementos con la importancia de la memoria y la búsqueda de la raíz, y siempre con el desastre la violencia y el conflicto como elemento desencadenante común. Desde allí, gracias a los retorcidos juegos de constelaciones familiares y el amor truncado, ahonda sin compasión en un denodado ejercicio de exploración sobre la razón del dolor y la transcendencia de la muerte y su rito. Esto genera un elenco de personajes llenos de registros que deambulan en una constante lucha de conciencia, para los que la verdad es una quimera que se acaba convirtiendo en un tormento, para los que la ansiada venganza acaba siendo el peor de los fines, para los que la inocencia no tiene cabida y su destino siempre se ve obligado a tomar una posición que siempre será la peor de las opciones. Todo ello nos llevará a la no necesidad de conocer ni las situaciones ni los porqués de los conflictos de Oriente Próximo para entrar de lleno en un espacio repleto de confrontación, odio, amor, desesperanza, violencia, ternura, horror y emotividad. En definitiva, el autor con estas obra nos ofrece una extenuante torsión a la tragedia con mayúsculas, donde su verosimilitud y empatía con el espectador no reside ni en grandilocuencias históricas, ni en monarquías mancilladas, ni en las mitologías “secula seculorum”; sino que su enganche anida en la pretensión de convertir la amarga cotidianeidad y los brutales escenarios que les dan cobertura, en un espacio para la reflexión, para el sufrimiento y también para la esperanza.